Se ha comprobado que existe un gran potencial en las pequeñas tareas del trabajo¹ ya que aumentan la productividad de las personas neurodivergentes.
Considerado como uno de los principales errores en la implacable búsqueda de la productividad, el trabajo rutinario se refiere a cualquier tarea que no requiera mucho esfuerzo cognitivo. Son esas pequeñas tareas mundanas que se pueden completar sin invertir mucha energía mental: organizar el escritorio, limpiar la carpeta de descargas o clasificar los correos electrónicos.
Muchos gurús de la productividad opinan que todas esas pequeñas tareas se interponen en el camino hacia la consecución de los objetivos. Piensan que sólo reduciendo al mínimo el trabajo rutinario diario podremos centrarnos en las tareas que realmente importan.
Sin embargo, para las personas neurodivergentes, sobre todo las que padecen disfunción ejecutiva, el trabajo rutinario puede ser un aliado inesperado para alcanzar sus objetivos.
Neurodivergencia y disfunción ejecutiva
El funcionamiento ejecutivo² es el sistema cognitivo responsable de gestionar nuestros pensamientos, emociones y acciones para alcanzar objetivos. Es la forma en que nos gestionamos a nosotros mismos, tanto interna como externamente.
Algunas personas no desarrollan plenamente sus funciones ejecutivas hasta mucho más tarde en la vida, y otras nunca llegan a desarrollarlas del todo. La disfunción ejecutiva, o déficit de funciones ejecutivas, significa que una o más funciones ejecutivas funcionan de forma diferente a la mayoría.
Una de las consecuencias de la disfunción ejecutiva es la mayor dificultad de motivación para empezar a trabajar, lo que a menudo conduce a la parálisis especialmente en las personas que tienen TDAH. Incluso tareas aparentemente sencillas pueden parecer insuperables. La persona sabe lo que tiene que hacer y sabe que es importante, pero por alguna razón no se atreve a hacerlo.
La paradoja del trabajo administrativo
A menudo se considera que las pequeñas tareas administrativas y la productividad se excluyen mutuamente. Que para ser productivo, tienes que eliminar las tareas administrativas de tu día a día. Se considera una pérdida de tiempo, una distracción y, en última instancia, algo contraproducente: una pérdida de tiempo que podría haberse dedicado a cosas mejores.
Una de las razones por las que la carga de trabajo administrativo tiene una connotación tan negativa es su capacidad para crear una falsa sensación de productividad sin producir resultados significativos. El hecho de que los elementos de la lista de tareas pendientes vayan gestionándose, no significa que se esté realizando ningún trabajo real. Puede que nos sintamos productivos, pero en realidad no estamos progresando.
Para evitar caer en esta trampa, algunos sugieren abordar las tareas más importantes y desafiantes a primera hora de la mañana.
Sin embargo, para quienes padecen disfunción ejecutiva, enfrentarse a la tarea más difícil a primera hora de la mañana puede ser como intentar acelerar desde un punto muerto con la marcha más larga. La consecuencia suele ser una sensación de agobio y parálisis, que conduce a la procrastinación y la evitación.
La conexión de la dopamina
Los investigadores han relacionado la disfunción ejecutiva con niveles más bajos de dopamina, un neurotransmisor que desempeña un papel importante en el sistema de recompensa del cerebro.
Hace unos años, los investigadores habían encontrado un vínculo entre la dopamina y el placer, creyendo que la dopamina es lo que nos hace sentir bien. La gente incluso empezó a llamarla la «hormona del placer».
Hoy sabemos que la dopamina está más relacionada con la anticipación del placer que con el placer en sí, es decir, con la motivación. El aumento de los niveles de dopamina hace que se busque un comportamiento gratificante. Y una vez que lo experimentas, el cerebro produce más.
Una persona afectada por una disfunción ejecutiva, puede aumentar los tan necesarios niveles de dopamina dedicándose a tareas administrativas sencillas y poco exigentes. Estas personas necesitan estar atentas a sus niveles de dopamina cada día. Para ello pueden intentar aumentar sus niveles de dopamina tomando un desayuno rico en proteínas (concretamente alimentos con tirosina), haciendo ejercicio con regularidad y/o escuchando música.
Otra forma de aumentar sus niveles de dopamina es a través de comportamientos gratificantes, como recibir una respuesta positiva o terminar una tarea.
Puesto que podemos aumentar la dopamina a través de experiencias gratificantes eso ayudará a que no resulte tan difícil empezar a trabajar en una tarea y terminarla.
Tomar impulso: El efecto dominó del trabajo
Aunque completar tareas mundanas puede no producir resultados tangibles inmediatos, el impulso neurológico de la dopamina puede ser un catalizador para abordar tareas más desafiantes más adelante. Podemos aumentar los tan necesarios niveles de dopamina realizando tareas sencillas y poco exigentes.
En otras palabras, el aumento de dopamina que se produce al realizar tareas puede dar a las personas neurodivergentes el empujón extra que necesitan para desbloquearse. Para las personas con TDAH, puede ser la diferencia entre sentirse paralizado y ser capaz de empezar a trabajar en una tarea.
El truco está en encontrar una tarea que pueda realizar con los niveles que se tenga en ese momento de dopamina. Aunque es posible que no se pueda abordar la tarea más difícil de inmediato, el subidón de dopamina que se obtiene al completar una tarea sencilla puede dar la motivación necesaria para abordar la siguiente, y la siguiente, y así sucesivamente.
Las pequeñas tareas, cuando se recurre a ellas deliberadamente, se convierten en algo más que una actividad para pasar el tiempo: se convierten en una valiosa herramienta que permite abordar las actividades que realmente importan.
Por ejemplo, el ligero aumento de dopamina que se obtiene al ordenar el escritorio puede permitir abrir el correo electrónico. Borrar correos no deseados de la bandeja de entrada puede permitir empezar a responder a algunos. Cada tarea que realizo permite completar otra que requiere más motivación.
No hay que subestimar el incremento de dopamina que nos proporciona este tipo de trabajos. Como se destaca en The Hidden Pleasures of Busywork, un estudio de 2014 llegó incluso a la conclusión de que las personas son más felices en el trabajo cuando están también ocupadas realizando pequeñas tareas rutinarias administrativas.
Ir más allá de la dopamina
Realizar en el trabajo administrativo diarío no es el objetivo final. Una vez que se consigue ese impulso, hay que abordar aquellos proyectos en los que realmente se debe avanzar.
Los niveles de dopamina varían de un día para otro, al igual que lo que un dia resulta gratificante, no lo es el siguiente. Por eso normalmente se acaba intentando varias actividades para coger impulso. Incluso cuando una persona se siente motivada, inevitablemente puede distraerse y perder la concentración. Por eso hay que reforzar la concentración con otro tipo de técnicas complementarias, como por ejemplo evitar tener distracciones cerca de tu mesa de trabajo, ponerse alarmas para controlar el tiempo, alertas, etc.
Las pequeñas tareas como puerta de entrada a la productividad
En conclusión, aunque a menudo se demoniza el trabajo administrativo rutinario en el ámbito de la productividad, no debe pasarse por alto su potencial para las personas neurodivergentes, en particular las que se enfrentan a una disfunción ejecutiva. Para estas personas, este tipo de tareas puede ser una herramienta valiosa para superar los retos de la motivación y la iniciación de su trabajo principal.
Abandonar el trabajo administrativo en favor del trabajo significativo es una opción falsa. Cuando se utiliza deliberadamente, este tipo de tareas se convierten en algo más que un medio para pasar el tiempo: se convierte en una herramienta valiosa que permite abordar las tareas que realmente importan.
Aprovechando el aumento de dopamina que proporciona la realización de tareas sencillas, las personas neurodivergentes pueden tomar impulso gradualmente, pasando de tareas poco exigentes a otras más desafiantes. Este efecto dominó del trabajo puede ayudar a las personas a superar la sensación de agobio y parálisis y, en última instancia, aumentar la productividad.
Fuentes: MIT Sloan Management Review¹ y Cognifit Research²
Sobre Neurodivergentes & Co.
En Neurodivergentes & Co queremos un mundo más inclusivo y amable con las personas neurodivergentes. Y queremos hacerlo a través de las empresas, acompañándolas en su camino hacia la creación de una cultura que entienda, valore y aproveche el rol de los neurodivergentes como agentes de cambio y su impacto positivo en la empresa.
¿Qué es la neurodiversidad?
La neurodiversidad es un término acuñado por la bióloga Judy Singer en 1998 que abraza la idea de que cada cerebro es único. No existe una forma correcta de pensar, aprender y comportarse. La neurodiversidad fomenta la igualdad e inclusión. Reconoce y celebra las diferencias neurológicas, no las considera como déficits o enfermedades sino como fuente de diversidad y riqueza.
¿Qué es la neurodivergencia?
Los neurodivergentes son personas con diferencias cognitivas cuya forma de pensar, aprender, procesar la información y relacionarse es sustancialmente distinta a la media de la población. Estas diferencias les suponen desafíos en su rutina diaria y también en el trabajo. Sin embargo, también les otorga superpoderes y fortalezas, muchas veces desaprovechadas por la sociedad y las empresas. Entre las condiciones más destacadas de la neurodivergencia se encuentran: TEA (Trastorno Espectro Autista, TDAH, Dislexia, Discalculia, Dispraxia o ACI (Altas Capacidades Intelectuales)
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