Durante décadas, la neurodiversidad ha sido estudiada y comprendida desde una perspectiva predominantemente masculina.
Trastornos como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) han sido diagnosticados de manera desproporcionada en hombres, mientras que las mujeres han permanecido en gran medida invisibilizadas en los estudios y en la práctica clínica.
Esto se debe a un sesgo histórico en la investigación, que ha excluido a las mujeres de los estudios, generando criterios diagnósticos basados en la manifestación masculina de estas condiciones. Como resultado, muchas mujeres neurodivergentes han sido malinterpretadas, diagnosticadas erróneamente con trastornos emocionales o han llegado a la adultez sin un reconocimiento adecuado de sus diferencias neurológicas.
Una historia de exclusión en la investigación
Desde mediados del siglo XX, los estudios sobre el autismo y el TDAH se han centrado principalmente en niños varones, bajo la suposición de que estas condiciones eran mucho más prevalentes en hombres. Esta creencia derivó en el desarrollo de herramientas diagnósticas que priorizaban rasgos típicos masculinos, como la hiperactividad o los intereses restringidos en áreas específicas. Sin embargo, la investigación reciente ha demostrado que las mujeres pueden manifestar estas condiciones de manera diferente.
Las mujeres con autismo, por ejemplo, tienden a desarrollar estrategias de camuflaje para imitar comportamientos neurotípicos, lo que les permite pasar desapercibidas en entornos sociales, pero a costa de un gran agotamiento emocional. En el caso del TDAH, muchas mujeres presentan más síntomas de inatención que de hiperactividad, lo que las hace menos propensas a ser identificadas en la infancia y, en consecuencia, menos propensas a recibir apoyo.
«Cosas de mujeres»: la patologización de la neurodivergencia femenina
Históricamente, las dificultades cognitivas y conductuales en las mujeres han sido erróneamente atribuidas a factores emocionales o psicológicos, reforzando estereotipos de fragilidad y sensibilidad femenina. La ansiedad, la depresión y los trastornos de la alimentación han sido diagnósticos comunes en mujeres neurodivergentes, cuando en realidad sus desafíos podrían explicarse mejor desde el prisma de la neurodiversidad.
El fenómeno del «camuflaje» es una de las razones clave por las que muchas mujeres autistas no son diagnosticadas hasta la adultez. Desde niñas, aprenden a imitar comportamientos socialmente aceptados, lo que reduce la detección de sus dificultades reales. Sin embargo, este esfuerzo por adaptarse puede llevarlas a desarrollar problemas de salud mental, como trastornos de ansiedad o agotamiento extremo.
Interseccionalidad y neurodivergencia femenina
También la interseccionalidad es clave para comprender la invisibilidad de muchas mujeres neurodivergentes. Factores como la raza, la clase social o la identidad de género pueden influir en el acceso al diagnóstico y al apoyo adecuado. Por ejemplo, las mujeres racializadas suelen enfrentar una doble barrera: por un lado, el sesgo de género que minimiza su neurodivergencia, y por otro, la discriminación estructural que limita sus oportunidades de atención médica y educativa. De igual manera, las mujeres de entornos socioeconómicos vulnerables pueden tener menos acceso a recursos de salud mental y evaluaciones especializadas, lo que agrava su invisibilización. Abordar la neurodiversidad desde una perspectiva interseccional es esencial para garantizar que todas las mujeres, sin importar su origen, puedan recibir el reconocimiento y la ayuda que necesitan.
Las consecuencias de la invisibilización
La falta de reconocimiento de la neurodivergencia en mujeres tiene repercusiones significativas en distintos ámbitos:
- Educación: Muchas niñas con TDAH o autismo pasan desapercibidas en el sistema educativo, lo que resulta en menores oportunidades de apoyo y adaptaciones.
- Salud mental: La ausencia de un diagnóstico temprano y el esfuerzo constante por enmascarar sus diferencias llevan a muchas mujeres neurodivergentes a desarrollar ansiedad, depresión e incluso trastornos de la personalidad.
- Empleo: En el mundo laboral, las mujeres neurodivergentes pueden enfrentar mayores desafíos para encajar en entornos altamente estructurados y sociales, lo que limita sus oportunidades de desarrollo profesional.
Además, muchas mujeres llegan a la adultez sin comprender por qué han tenido dificultades en aspectos que parecen fáciles para los demás. Algunas encuentran respuestas al ser diagnosticadas tras el diagnóstico de un hijo, mientras que otras nunca reciben un reconocimiento formal de su neurodivergencia.
Hacia un cambio en la percepción y el diagnóstico
Para reducir esta brecha histórica en el reconocimiento de la neurodivergencia en mujeres, es necesario implementar cambios en varios niveles:
- Revisar los criterios diagnósticos para reflejar una mayor diversidad de manifestaciones de TDAH y TEA.
- Capacitar a los profesionales de la salud y la educación en la detección de la neurodivergencia en mujeres y niñas.
- Fomentar la investigación con una perspectiva de género, asegurando la inclusión de mujeres en estudios sobre neurodiversidad.
- Crear entornos laborales y educativos más inclusivos, donde las diferencias neurocognitivas sean reconocidas y valoradas.
La neurodiversidad femenina no debe seguir siendo una realidad oculta. A medida que se amplíe el conocimiento sobre las diferencias en la manifestación de estas condiciones, más mujeres podrán recibir el reconocimiento y el apoyo que necesitan para desarrollar su potencial sin sentirse forzadas a encajar en un molde neurotípico.
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Sobre Neurodivergentes & Co.
En Neurodivergentes & Co queremos un mundo más inclusivo y amable con las personas neurodivergentes. Y queremos hacerlo a través de las empresas, acompañándolas en su camino hacia la creación de una cultura que entienda, valore y aproveche el rol de los neurodivergentes como agentes de cambio y su impacto positivo en la empresa.
¿Qué es la Neurodiversidad? La neurodiversidad es un término acuñado por la bióloga Judy Singer en 1998 que abraza la idea de que cada cerebro es único. No existe una forma correcta de pensar, aprender y comportarse. La neurodiversidad fomenta la igualdad e inclusión. Reconoce y celebra las diferencias neurológicas, no las considera como déficits o enfermedades sino como fuente de diversidad y riqueza.
¿Quiénes son los neurodivergentes? Los neurodivergentes son personas con diferencias cognitivas cuya forma de pensar, aprender, procesar la información y relacionarse es sustancialmente distinta a la media de la población. Estas diferencias les suponen desafíos en su rutina diaria y también en el trabajo. Sin embargo, también les otorga superpoderes y fortalezas, muchas veces desaprovechadas por la sociedad y las empresas. Entre las condiciones más destacadas de la neurodivergencia se encuentran: TEA (Trastorno Espectro Autista, TDAH, Dislexia, Discalculia, Dispraxia o ACI (Altas Capacidades Intelectuales)