A diario vemos en las empresas comportamientos sutiles, comentarios y reacciones que pueden tener un impacto extraordinariamente negativo en quienes las reciben. No siempre son evidentes ni malintencionadas pero el daño es real con consecuencias en su autoestima, productividad y bienestar.
En el caso de las personas neurodivergentes, estas pueden estar relacionadas con la falta de conocimiento sobre autismo, TDAH, dislexia y otras condiciones. La clave para erradicarlas es la formación en neurodiversidad, la empatía y la implementación de políticas neuroinclusivas.
Comportamientos a evitar con las personas neurodivergentes
Minimizar la neurodiversidad
Uno de los problemas más comunes en el entorno laboral es la tendencia a minimizar la neurodiversidad con comentarios que invalidan la experiencia de las personas neurodivergentes. Frases como «Todos somos un poco autistas a veces» pueden parecer inofensivas, pero trivializan las diferencias neurológicas y reducen la realidad del autismo a una simple característica de personalidad, ignorando los desafíos específicos que enfrentan las personas autistas en su día a día.
Poner en duda los desafíos de los neurodivergentes
Comentarios como «todos nos distraemos a veces» o «debes esforzarte más» pueden invalidar las experiencias de personas con TDAH, autismo o dislexia. Estas condiciones no son simples distracciones o falta de interés, sino diferencias en el procesamiento cognitivo que requieren estrategias de apoyo específicas.
Frases como «Si realmente quisieras, podrías hacerlo como los demás» asumen que las dificultades neurodivergentes son solo cuestión de voluntad, cuando en realidad están relacionadas con el funcionamiento del cerebro.
Bromas y chistes desafortunados
Los chistes o bromas sobre rasgos neurodivergentes también son una forma de microagresión frecuente. Comentarios como «Parece que necesitas tomarte una pastilla para concentrarte» pueden sonar triviales, pero refuerzan la idea de que las personas con TDAH solo necesitan «controlarse» o «tomar medicación» para ser funcionales, cuando en realidad la gestión del TDAH es mucho más compleja y depende de múltiples factores.
Comentarios sobre sus habilidades sociales
Las personas autistas, por ejemplo, pueden tener dificultades con la comunicación no verbal o con las normas sociales implícitas. Frases como «pareces un robot» o «deberías sonreír más» pueden hacer que se sientan inadecuadas o presionadas para actuar de manera que no les resulta natural.
Restar importancia a las adaptaciones necesarias para neurodivergentes
Si una persona solicita ajustes como evitar reuniones innecesarias, reducir el ruido del entorno o permitir el uso de auriculares, invalidar estas necesidades con frases como «así es el trabajo, hay que adaptarse» puede hacer que se sientan excluidas o incomprendidas.
Estas pequeñas adaptaciones no son privilegios y tienen la mayoría de las veces un enfoque universal porque benefician a todos permitiendo que puedan desempeñar su trabajo de manera efectiva.
Cómo promover un ambiente libre de microagresiones
Reducir las microagresiones en el entorno laboral requiere un enfoque proactivo. Algunas estrategias incluyen:
Formación en neurodiversidad
Capacitar a los equipos sobre las condiciones neurodivergentes y cómo fomentar la neuroinclusión.
Fomentar una comunicación respetuosa
Crear espacios donde los empleados puedan expresar sus necesidades sin temor a juicios.
Fomentar el liderazgo inclusivo
Responsabilizar a líderes y gerentes de crear una cultura organizacional libre de prejuicios.