Las personas neurodivergentes tienen sistemas nerviosos que son especialmente sensibles a los estímulos medioambientales. Sin embargo, el estímulo en sí, así como el umbral de tolerancia, y la reacción al mismo, es diferente para cada persona.
Podría describirse como una bomba de tiempo. Si estás expuesto a ello por un período corto de tiempo no suele haber riesgo, pero cuando el tiempo va más allá de nuestros límites naturales, o, se repite en el tiempo, puede llevarnos a desrregularnos emocionalmente y manifestarse como irritabilidad, falta de concentración, pérdida de motivación, dificultad para trabajar y, llevado a su extremo, burn out, sobre todo en el entorno laboral.
Los casos más comunes que experimentan las personas neurodivergentes son:
- Los ruidos fuertes y repetitivos como taladros, bocinas de coches, ruidos propios de las construcciones.
- La música alta, o incluso la música de ambiente cuando está continuamente encendida.
- La exposición a espacios sin luz natural por largos períodos de tiempo.
- Los espacios con aglomeraciones de personas o aquellos con altos niveles de ruido.
- Luces intermitentes o muy intensas
- Temperaturas altas o muy bajas
- Olores intensos como el moho, la pintura o incluso perfumes ambientales.
Esta lista no es exhaustiva y al ser un tema que varía de persona en persona, la recomendación es tomarse el tiempo de identificar, qué elementos son los que te afectan, qué posibles estrategias pueden aplicarse para responder, en vez de reaccionar, y comunicarlas a tu entorno para que puedan apoyarte.
En el caso de las organizaciones es importante tener en cuenta que no todas las personas neurodivergentes son iguales y que si bien está bien realizar ajustes generales, no hay que perder de vista la importancia de discutir directamente con la persona cuáles son las adaptaciones qué necesita, o generar los canales para que las personas, de manera anónima, puedan solicitarlas.
