La dispraxia es una condición neurológica que afecta la coordinación motora y la planificación de movimientos, haciendo que tareas cotidianas, como abrocharse los zapatos o escribir, sean más difíciles de realizar. Aunque la dispraxia se diagnostica comúnmente en la infancia, sus efectos pueden continuar en la adultez, afectando el rendimiento escolar, laboral y la vida diaria. A menudo, esta condición se asocia con otros trastornos como el TDAH, el autismo y la dislexia, aunque también puede presentarse de forma independiente.
Es un tipo de neurodivergencia que con el apoyo adecuado, las personas con dispraxia pueden superar muchos de los desafíos que enfrentan y vivir vidas exitosas. La terapia ocupacional, el apoyo escolar y laboral, y las tecnologías de asistencia son herramientas clave para mejorar su calidad de vida.
Es esencial que tanto la sociedad como los empleadores estén más conscientes de esta condición para crear ambientes inclusivos y accesibles.
¿Qué es la dispraxia?
La dispraxia, también conocida como trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC), es una condición que afecta la capacidad de una persona para coordinar y planificar movimientos voluntarios. No es el resultado de un problema muscular o neurológico grave, sino más bien de una dificultad en cómo el cerebro procesa la información que necesita para mover el cuerpo de manera eficiente.
Las personas con dispraxia tienen dificultades para realizar actividades motoras tanto físicas (como correr o saltar) como intelectuales (como escribir o manipular objetos pequeños). Estas dificultades no solo afectan el movimiento físico, sino que también pueden tener un impacto en la organización mental, el lenguaje y la percepción espacial.
Síntomas comunes de la dispraxia
Los síntomas de la dispraxia pueden variar de una persona a otra, y en algunos casos, ser difíciles de identificar, especialmente si la persona ha desarrollado mecanismos de compensación. Sin embargo, algunos de los síntomas más comunes incluyen:
- Dificultades motoras finas: Problemas para realizar tareas que requieren movimientos precisos de las manos, como abotonar una camisa, escribir o usar utensilios.
- Dificultades motoras gruesas: Problemas con la coordinación general del cuerpo, lo que puede causar torpeza, caídas frecuentes o dificultad para saltar, correr o subir escaleras.
- Problemas con la planificación motora: Dificultad para secuenciar y coordinar una serie de movimientos. Por ejemplo, realizar deportes puede ser muy difícil porque implica múltiples movimientos rápidos y coordinados.
- Problemas de organización y concentración: Las personas con dispraxia pueden tener problemas para planificar y organizar sus tareas, lo que afecta su capacidad para concentrarse en actividades complejas.
- Dificultades en el habla: Algunas personas con dispraxia pueden experimentar problemas en la coordinación motora del habla, lo que se traduce en problemas de articulación o pronunciación.
Los síntomas pueden aparecer en la infancia, pero a menudo son más notorios cuando el niño comienza a interactuar con su entorno a través de actividades físicas o escolares que requieren destrezas motoras. En la adultez, la dispraxia puede seguir afectando las habilidades motoras, así como la capacidad para gestionar tareas complejas en el trabajo o en la vida diaria.
Impacto en la vida cotidiana
La dispraxia puede afectar múltiples aspectos de la vida diaria, y su impacto dependerá de la gravedad de la condición. En la infancia, los niños con dispraxia pueden tener dificultades en la escuela, especialmente en actividades que implican escribir o participar en deportes. A menudo, estos niños son percibidos como «torpes» o «desorganizados», lo que puede llevar a problemas de autoestima o aislamiento social.
En la edad adulta, la dispraxia puede continuar afectando el rendimiento laboral, especialmente en trabajos que requieren habilidades motoras finas o coordinación precisa. Las personas con dispraxia pueden tener dificultades para realizar tareas multitarea, gestionar el tiempo de manera eficiente o seguir instrucciones complejas. Además, la dispraxia puede afectar las habilidades sociales, ya que algunos de los síntomas pueden dificultar el desarrollo de relaciones interpersonales fluidas.
A pesar de estos desafíos, muchas personas con dispraxia desarrollan estrategias de compensación y llevan vidas plenas y exitosas, especialmente si reciben el apoyo adecuado desde una edad temprana.
Apoyo y estrategias para la dispraxia
El apoyo a personas con dispraxia debe ser individualizado y basado en las necesidades específicas de cada persona. Existen varias intervenciones y estrategias que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con esta condición:
- Terapia ocupacional: Es una intervención clave para las personas con dispraxia, ya que se enfoca en mejorar la coordinación motora fina y gruesa, así como en enseñar habilidades de la vida diaria. Los terapeutas ocupacionales también pueden ayudar a adaptar el entorno de trabajo o escolar para hacerlo más accesible.
- Fisioterapia: En casos donde la coordinación motora gruesa es un desafío, la fisioterapia puede ayudar a mejorar el equilibrio, la postura y las habilidades motoras a través de ejercicios y actividades físicas.
- Terapia del habla y del lenguaje: Para aquellos con dispraxia del habla, esta terapia puede ayudar a mejorar la articulación y la fluidez del habla, así como a desarrollar estrategias para una mejor comunicación.
- Tecnologías de asistencia: El uso de dispositivos como teclados adaptados, programas de dictado o aplicaciones para la organización de tareas puede ser de gran ayuda para adultos con dispraxia que trabajan en entornos laborales exigentes.
- Apoyo en el trabajo: Los empleadores pueden implementar adaptaciones o ajustes en el lugar de trabajo, como la división de tareas complejas en pasos más manejables o la flexibilización de los plazos.
- Estrategias de organización personal: Usar calendarios, listas de tareas o recordatorios digitales puede ser útil para las personas con dispraxia que tienen dificultades con la organización y la gestión del tiempo.
Conciencia y entendimiento
A pesar de que la dispraxia es relativamente común, afecta aproximadamente al 4% de la población mundial, sigue siendo una condición poco comprendida y subdiagnosticada. Es fundamental aumentar la conciencia sobre la dispraxia, tanto en el ámbito educativo como en el laboral, para asegurar que las personas con esta condición reciban el apoyo necesario.
La educación sobre la dispraxia debe incluir tanto a los profesionales de la salud como a los docentes y empleadores, para que puedan identificar los síntomas y ofrecer las adaptaciones adecuadas. Un entorno inclusivo es clave para que las personas con dispraxia puedan desarrollar todo su potencial y llevar una vida plena y satisfactoria.
Fuentes:
- Dyspraxia Foundation. «What is Dyspraxia?» Dyspraxia Foundation, 2022.
- NHS. «Developmental Coordination Disorder (Dyspraxia) in Children.» NHS UK, 2023.
- American Occupational Therapy Association. «Supporting Individuals with Dyspraxia.» AOTA, 2021.
- National Institute for Health and Care Excellence (NICE). «Developmental Coordination Disorder Overview.» NICE, 2022.